Embajadora, Aquí Nos Cuidamos
A Yamilette Luciano Ruiz la conocen como “La Burbu” en el oeste de Puerto Rico, por la similitud de su pelo rizo con el de la animadora Angelique “La Burbu” Burgos. Por esta razón, su seña también es una referencia a su pelo voluminoso.
Nacida y criada en Mayagüez, Yamilette es la única sorda en su familia. Su diversidad funcional es consecuencia de una meningitis que padeció su mamá durante el embarazo. Durante su niñez, su progenitora notó que no hablaba. Cuando Yamilette tenía tres años, su mamá se dio cuenta de la posible causa y sintió miedo de que su hija no se desarrollara como otros niños y niñas de su edad. Esto la impulsó a buscar terapias de habla y las ayudas que ofrece el programa de educación especial del Departamento de Educación.
La diversidad funcional no una sentencia al fracaso
Yamilette cuenta que siempre recibió la ayuda y motivación de sus padres. Se graduó de la escuela superior y comenzó estudios universitarios en educación especial en la Universidad Interamericana en San Germán. Durante el bachillerato, Luciano Ruiz rememora que “había mucho discrimen, porque no me proveyeron intérpretes para yo poder entender en las clases”.
Aumentando los obstáculos, el programa de Rehabilitación Vocacional del Gobierno de Puerto Rico, que tiene la responsabilidad de ofrecer servicios que ayuden a que las personas con diversidades funcionales se preparen, obtengan o aseguren un empleo, se demoraba en darle los recursos necesarios. No fue hasta su cuarto año de universidad en que recibió un intérprete de señas.
Una vez graduada, Yamilette se trasladó a Washington, DC para estudiar una maestría en educación especializada en niños sordos en la Universidad de Gallaudet, la única en el mundo cuyos programas están diseñados para personas sordas e imparte clases en lengua de señas americana (ASL, por sus siglas en inglés) e inglés. Según Yamilette, estudiar allí fue una experiencia muy enriquecedora porque conoció sordos de diferentes países, pero a la vez fue retante porque ella no dominaba el inglés y las señas, que aunque parecidas, eran distintas a las que ella conocía.
Aferrada al compromiso con su comunidad
Su compromiso con la comunidad sorda nace de su deseo por proteger a sus miembros para que no sufran la falta de servicios y ayudas que, en su momento, Yamilette sufrió. En particular, Yamilette se ha destacado como lideresa en la comunidad sorda del área oeste de Puerto Rico, en municipios como Mayagüez, Aguadilla, y Moca, entre otros.
Sus inicios en el servicio y liderazgo fue con sus amigos, a quienes apoyaba y ayudaba en la búsqueda de trabajo o trámites para documentos importantes como solicitudes del Departamento de Vivienda, entre otros. Yamilette notaba que muchos no sabían leer, ni escribir. A través de esas experiencias, conectó con profesionales que al igual que ella buscaban formas para ayudar a la comunidad sorda.
Para 1999, Luciano Ruiz extendió sus esfuerzos auscultando maneras para conseguir alimentos, ropa y otras necesidades para la comunidad sorda y otras personas con diversidad funcional. Yamilette recuerda que ella “iba donde el alcalde para que él supiera dónde están los sordos, porque había mucho discrimen en ese tiempo y todavía”.
Más adelante, Yamilette trabajó en el Departamento de Educación. Allí se dedicó a velar por los derechos de las personas que usan sillas de ruedas, cerciorándose que las rampas estuvieran accesibles y en buenas condiciones. Luego de unos años, tuvo la oportunidad de trabajar como maestra de educación especial especializada en niños sordos en una escuela en Mayagüez. Desde marzo 2021, trabaja en una oficina en el área oeste de la Cámara de Representantes con la finalidad de atender a las personas sordas.
Las consecuencias de la pandemia
La emergencia causada por la COVID-19 impactó doblemente a la comunidad sorda. Durante los “lockdowns” muchas personas sordas se quedaban sin información importante y necesaria para protegerse o estar al día debido a la carencia de información en lengua de señas, por no saber leer, o no poder contactar a personas que les explicaran lo que ocurría. Aquellos que dependen de la lectura de labios estaban en una situación de desventaja porque el uso de las mascarillas lo impide.
Yamilette cuenta que algunos no se enteraban de cuándo y dónde estaba disponible la vacunación y las pruebas de detección. Ella hace hincapié de que sí había mucha información, pero para personas oyentes. Ante esa inequidad en el acceso a la información, Yamilette solicitó al programa de Embajadores Comunitarios del proyecto Aquí Nos Cuidamos de Ciencia Puerto Rico, para educarse sobre la emergencia y así poder educar a la comunidad sorda del oeste.
Yamilette organizó varias clínicas de vacunación para sordos junto a la intérprete de señas Evelyn Medina, quien es colaboradora de Aquí Nos Cuidamos. Además, ellas aprovecharon esos juntes para educar sobre diversas formas para protegerse del coronavirus y entregaron productos como mascarillas y desinfectantes. A pesar de que ambos eventos fueron exitosos, fue muy retante porque según Yamilette “muchos sordos no sabían leer, así que hay que explicarle la información a cada uno para que estén bien informados”.
Más adelante, se reunía al aire libre con los sordos para seguir aclarando dudas y recopilar el sentir de su comunidad. Durante esos encuentros, Yamilette comparte que muchos sordos y sordas expresaron sentirse deprimidos por la falta de encuentros con amigos y familiares. Como respuesta, Yamilette y otros líderes les daban ideas y les referían a profesionales diestros en lengua de señas que podían brindarle ayuda para mejorar su salud mental.
Importancia de hacer la ciencia accesible
Yamilette afirma que la ciencia tiene un rol importante en las comunidades al brindar información correcta, específicamente en los temas de salud. Sin embargo, resalta que la información sola no impactará a las comunidades. “Pueden planificar alguna charla, algún tema súper importante, pero si no tiene intérprete de nada vale”, comenta. Del mismo modo, destaca la importancia de eventos presenciales como una respuesta a la dificultad que puede presentar para algunas personas el uso de plataformas digitales como Zoom. “Muchos prefieren llegar a un lugar y participar, aunque sea sentaditos, mirando, porque puedan preguntar al momento sus dudas”, concluye.